*Un oficial del Ejército que siguió luchando escondido en la selva de la isla filipina de Lubang, durante casi 30 años después del fin de la guerra mundial, sin creer que Japón había perdido la guerra (1945). El oficial, Onoda de 51 años fue rescatado de la isla de Lubang de Filipinas en 1974, gracias a Suzuki Norio, joven viajero-aventurero japonés que soñaba con ver a un panda en China, al oficial Onoda en Filipinas, y a Yeti (hombre de las nieves) en Himalaya.
**Todo el Japón fue conmocionado y quedó indrédulo al recibir la información de que un soldado japonés seguía luchando solitario en el fondo de la selva tropical. El pasado que debía de estar sepultado en la historia se le presentó como una auténtica realidad, dando la sensación de que Japón todavía estaba en guerra.
***Por aquel entonces, 1974, en vez de hablar de los asombrosos días tan negativos de la última guerra, los japoneses, ya recuperados de la secuela psicológica por la pérdida de la guerra, no hacían sino hablar de la expectativa hacia el futuro sostenida por la rápida reconstrucción física y económica del país y por la democracia consolidada en el sistema político. Esta aparición repentina del oficial Onoda volvió a llevar a los japoneses a aquel tiempo de la guerra del Pacífico (Segunda guerra mundial), ya que un militar japonés cumplía todavía con su misión ordenada por su superior hacía treinta años para que recogiera la información sobre las instalaciones militares, llevando una lucha guerrillera, sin cometer sucidio en ningún caso, hasta que llegara un equipo de rescate.
****Onoda confiesa hoy que el mejor día que tuvo en su vida fue cuando supo que la guerra había terminado, es decir en 1974. Vino desde Japón el comandante Taniguchi a transmitirle a mano el fin inmediato de su misión y el orden de volver a Japón. Onoda de 51 años, que no quiso creer ni siquiera en su hermano y su hermana que se desplazaron a la selva a convencerle de que la guerra había terminado para que volviera a Japón, apareció por fin delante de un joven de 25 años, Suzuki Norio, y se enterneció al concer su franqueza. Suzuki entró en la selva con la única intención de encontrar a Onoda para entablar una conversación con él. Suzuki intentó en vano a convencerle de que la guerra se acabó ya hacía 30 años. (Onoda era un espía de elite entrenado en la famosísima escuela militar de Nakano Gakko en Nagano-ken)
*****Sin embargo, Onoda aceptó el trato de que si su superior, comandate Taniguchi aparecía y le daba el orden de fin de misión, en este caso, se sometería a lo que fuera. Al cabo de dos semanas se presentó en el sitio el comandante Taniguchi que estaba vivo por suerte y le transmitió el orden de fin de misión a nombre del comandante general, Yamashita Tomoyuki del cuartel general. Hasta este momento, Onoda creía que Japón, a pesar de su prosperidad económica, fue ocupado por los enemigos y que el mando del ejercito japonés se encontraba escondido en Machuria, y que los aviones-cazadores americanos que se despegaban de Filipinas se dirigían contra los japoneses que seguían la lucha en Vietnam.
******Onoda, nacido en Wakayama-Ken, se trasladó a Kankou en China en 1939 a trabajar en una empresa japonesa de Import –Export con la edad de 17. Mientras conducía un coche americano, vestido de traje inglés, y frecuentaba la sala de baile, consiguió hablar el chino y el inglés. Tres años más tarde fue convocado a la guerra, y después de haberse incorporado al frente de la guerra en China, fue llamado a la escuela de formación de espías, Nakano Gakko y al final, fue enviado a la isla de Lubang de Filipinas.
*******Su vuelta a Japón debe mucho al viajero-aventurero, Suzuki. Sin esta actuación de Suzuki algo excéntrica, es dudoso que Onoda hubiera podido volver a Japón, dada su fuerte convicción de que Japón nunca perdería la guerra, y por el mero hecho de que los militares filipinos le rogaban aparecer delante de ellos mediante altavoces y octavillas, mientras que le abrieron una sarta de fuegos en cuanto vieron a su sombra. Cuando Suzuki se encaró a Onoda que mantenía el fusil dirigido hacia él, contestó con las piernas temblonas a la pregunta de quíen le mandó hasta allí. Suzuki estaba bajo el seguimiento de Onoda desde que entró en la selva hacía cuatro días.
********Onoda de 51 años se enterneció cuando el joven Suzuki de 25 años le contestó,
“Soy un simple viajero. Sr. Onoda, yo nací después de la guerra, pero como me intereso mucho por todo lo que había pasado antes y durante la guerra, estoy leyendo libros y escuchando a los testigos. Japón ha cambiado mucho en el aspecto físico, pero la gente también, la gente ya no tiene nada que ver con la de antes de la querra. Por eso, cuando leí un artículo de peródico que informaba que el Sr. Onoda sigue luchando en esta isla, en seguida me dio la gana de encontrar a esta persona, que además es un oficial. Pensé que hablar con él podría aclararme sobre lo que ha perdido el Japón de hoy. Por eso quería escuchar la voz real de un japonés que viene directamente de aquella época.”
Onoda pensó,
“¡Caramba, qué chico más raro! No le entiendo nada, pero muy interesante lo que me cuenta. En fin, es un chico que me cae bien.” Suzuki llevaba puestos calcetines y sandales, cosa rara. Fue lo que le salvó la vida, porque no era la costumbre de los filipinos. Si Suzuki no llevaban calcetines, Onoda lo hubiera matado.
*********Cuando Onoda llegó a una base militar filipina y entregó su sable japonés al comandante general filipino, como su clara expresión de rendición, el comandante se lo devolvió, felicitándole por su fidelidad al ejercito como un caso más ejemplar. Más tarde Ono contó que estaba convencido de que le iban a fusilar en este momento.
**********Seis meses después de haber vuelto a Japón, Onoda inmigró a Bresil para desarrollar un negocio de rancho de vacas, ya que no pudo adaptarse a la vida tan cambiada de Japón donde le pareció perdida la dignidad de vivir como ser humano a pesar de que se alcanzó la prosperidad económica. Su negocio en Bresil tuvo un gran éxito al cabo de diez años. Y desde hace algunos años lleva en Japón “Escuela de Naturaleza, Onoda” (Onoda Shizen Jyuku) para que los niños aprendan la convivencia con la naturaleza, ya que estaba tan alarmado por los crímenes violentos cometidos por los jóvenes. En estos momentos, Onoda lleva la vida, repetiendo el vaivén entre los dos países.
http://www.onodashizenjuku.or.jp/index.html
***********El joven, Suzuki Norio de 25 años que rescató a Onoda de la selva de Filipina después de haber conseguido enternecerle, desapareció en la montaña de Himalaya, cuando intentaba encontrar a Yeti (hombre de las nieves). Su cuerpo fue descubierto al cabo de un año. Tenía 38 años.
************Onoda confieza que si Suzuki no hubiera aparecido en la selva de Lupang, nunca hubiera vuelto a Japón. Más tarde, Onoda se desplazó a Katmandú de Himalaya a pedir al fellecido que descansara en paz, rociandole de sake, ya que a Suzuki le gustaba tanto beberlo.
Toshio Okada, Barcelona.
4 de abril 2009.
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