50. La participación de las mujeres japonesas en la vida laboral.
*Desde hace tiempo, en Japón, ya nadie toma en serio el históricamente famoso eslogan “Ryosai-Kenbo” (Buena mujer y mujer inteligente)-el prototipo de las mujeres ideales y felicitadas desde la época de Meji(1868-1910), según las cuales las mujeres han de respetar un cierto código de comportamiento. Se trata de las cosas reservadas como siempre exclusivamente a las mujeres: Tienen que saber cocinar bien, limpiar, conocer la tradición y la cultura antigua (artes de flores, cocina, kimono, etc...) para transmitirlas a la próxima generación, dar reposo, ayudar o someterse a sus maridos, parir, criar y educar a hijos y hijas según el criterio fijado por el gobierno o las circunstancias de la época, y defender y asegurar así la continuidad de su familia y al fin y al cabo, su nación.
**No obstante, la realidad es un poco complicada. Aunque este eslogan podría provocar una carcajada a los japoneses por obsoleta, la realidad se impone delante nuestros ojos, y al poco, nos conduce a callarnos. Es que hay todavía muchas mujeres japonesas, como no hay otra opción, que están todavía en la línea de Ryosai-Kenbo, mejor dicho, se dedican a las actividades reservadas a las mujeres, sin participar en el mundo laboral. Es aun más difícil encontrar a mujeres que tengan peso en las empresas o la política. ¿Por qué?
***En primer lugar, la economía prima sobre cualquier cosa, por una sencilla razón, de que sin un buen funcionamiento económico, el bien-estar social no está asegurado. De hecho, la igualdad de hombres y mujeres se relega a un segundo plano, porque la vida es rosa mientras la economía corre sobre ruedas, lo que les permite comprar cualquier cosa (cosa que no se podía permitir hace poco.) y el orgullo nacional está satisfecho por la fuerza de la nación. En segundo lugar, no se puede poner en peligro la transmisión cultural de generación en generación, que en gran medida venía siendo atribuida a las mujeres. No se pueden echar en saco roto los legados culturales que fueron conseguidos y desarrollados a lo largo de toda la historia. Son cosas con que se identifican los japoneses. En tercer lugar, las mujeres tienen una gran misión de reproducir la nueva generación, cuidarla y educarla.
****Por una parte, hay un eslogan que da risa, y por otra parte, hay una realidad que está más cerca del eslogan. Mientras se sigue el tira y afloja entre la idea y la realidad, hay una gran tendencia sólida de las mujeres hacia la liberalización.
*****A partir del año 1975, el índice de natalidad en Japón había bajado hasta menos de 2, y la tendencia a la baja sigue hasta hoy. En 2005 había llegado a 1.26, y hoy se mantiene en torno a 1.32 (2007). Son datos importantes, puesto que al margen de la ralentización económica o la dificultad doméstica, son hechos que muestran claramente que las mujeres no quieren tener hijos, mejor dicho, prefieren vivir su vida y no someterse al antiguo código del comportamiento como Ryosai-Kenbo, y rechazan una vida prefijada desde arriba. Y más, la mayoría están dispuestas a asumir la responsabilidad laboral como profecionales.
*****Sin embargo Japón tiene una especial razón que no permite, tan rápidamente como desearía, el modelo social y económico. Es un país que tiene que estar siempre pedaleando, de la misma manera que pedaleamos la bicicleta, si no, se hundirá económicamente en seguida. Está permanentemente al borde del precipicio. Es un país que no produce nada de materia prima, por lo tanto, tiene que importarla toda, e incluso hasta los productos agrícolas (60%) (ver: 44. El fracaso estrepitoso de la política agrícola de Japón.). Si no es fuerte económicamente, el país caerá mañana. Como consecuencia del pedaleo forzado, el sistema social que funciona bien económicamente tiene que mantenerse sólido y rígido para poder seguir batallando sin bajar la guardia. Así que los requisitos sociales y quejas se relegan al segundo plano.
******Pero la sociedad evoluciona. Con la población que se está reduciendo sensiblemente, ya no es la cuestión de mantener el modelo que ha venido funcionando, más bien se tiene que buscar un otro modelo social que se adapte a la nueva situación. La solución es muy sencilla y clara y no hay otra. La llave la tienen las mujeres. Son minas de oro y tienen un nivel de educación superior a los hombres (el número de mujeres en la educación superior, 16-18 años, supera al de los hombres) y además, están rechazando el antiguo modelo social que está en vigor todavía y desean participar en la vida laboral y buscan un modelo equitativo.
*******De cara a esta situación y después de la recomendación insistente de parte de las Naciones Unidas (el gobierno de Japón es frecuentemente reacio a la reforma social), la ley de igualdad de empleo entre ambos sexos fue ratificada en el Congreso, el 21 de junio 2002, y entró en vigor el primero de abril 2003. La diferencia de los sueldos entre ambos sexos ya se había reducido considerablemente (10% en los edades 20-24 años, 1990). En teoría la discriminación sexual no puede existir. El terreno está allanado y preparado hacia el igualitarismo. Pero cambiar la realidad cuesta. La participación actual de las mujeres en la vida laboral, su posición del rango dentro de las empresas, el hecho de que no haya muchas mujeres en la política, etc...son la muestra de la pura realidad de hoy ( a pesar de que ya hay muchas mujeres que están consiguiendo cargos importantes como Carrier Women).
********El problema que se ha de solucionar urgentemente para dar un paso gigante hacia la libertad y la igualdad de las mujeres sería el embarazo y el posterior cuidado de los niños que les siguen causando las mayores dificultades en su vida. Las mujeres de hoy están contestando a este problema con “no quieren hijos”.
(Según las estatísticas 1990 del Ministro de la Sanidad y del Trabajo, aproximadamente el 80% de las mujeres japonesas de entorno a 20-24 años trabajan, el 50% en torno a 30-34 años--bajón importante, 70% en torno a 45-49 años.)
*********Hace tiempo que las mujeres japoneses se habían desprendido del antiguo eslogan, pero el modelo social sigue funcionando como antes. Las mujeres japonesas están dispuestas a asumir cualquier tipo de responsabilidad laboral. Son minas de oro. El futuro de Japón depende de ellas.
**********Espero que aparezca cuanto antes una primer primer ministra en Japón. Ella sí, podrá cambiar muchísimas cosas.
Toshio Okada, Barcelona.
El 8 de marzo 2008.
*Desde hace tiempo, en Japón, ya nadie toma en serio el históricamente famoso eslogan “Ryosai-Kenbo” (Buena mujer y mujer inteligente)-el prototipo de las mujeres ideales y felicitadas desde la época de Meji(1868-1910), según las cuales las mujeres han de respetar un cierto código de comportamiento. Se trata de las cosas reservadas como siempre exclusivamente a las mujeres: Tienen que saber cocinar bien, limpiar, conocer la tradición y la cultura antigua (artes de flores, cocina, kimono, etc...) para transmitirlas a la próxima generación, dar reposo, ayudar o someterse a sus maridos, parir, criar y educar a hijos y hijas según el criterio fijado por el gobierno o las circunstancias de la época, y defender y asegurar así la continuidad de su familia y al fin y al cabo, su nación.
**No obstante, la realidad es un poco complicada. Aunque este eslogan podría provocar una carcajada a los japoneses por obsoleta, la realidad se impone delante nuestros ojos, y al poco, nos conduce a callarnos. Es que hay todavía muchas mujeres japonesas, como no hay otra opción, que están todavía en la línea de Ryosai-Kenbo, mejor dicho, se dedican a las actividades reservadas a las mujeres, sin participar en el mundo laboral. Es aun más difícil encontrar a mujeres que tengan peso en las empresas o la política. ¿Por qué?
***En primer lugar, la economía prima sobre cualquier cosa, por una sencilla razón, de que sin un buen funcionamiento económico, el bien-estar social no está asegurado. De hecho, la igualdad de hombres y mujeres se relega a un segundo plano, porque la vida es rosa mientras la economía corre sobre ruedas, lo que les permite comprar cualquier cosa (cosa que no se podía permitir hace poco.) y el orgullo nacional está satisfecho por la fuerza de la nación. En segundo lugar, no se puede poner en peligro la transmisión cultural de generación en generación, que en gran medida venía siendo atribuida a las mujeres. No se pueden echar en saco roto los legados culturales que fueron conseguidos y desarrollados a lo largo de toda la historia. Son cosas con que se identifican los japoneses. En tercer lugar, las mujeres tienen una gran misión de reproducir la nueva generación, cuidarla y educarla.
****Por una parte, hay un eslogan que da risa, y por otra parte, hay una realidad que está más cerca del eslogan. Mientras se sigue el tira y afloja entre la idea y la realidad, hay una gran tendencia sólida de las mujeres hacia la liberalización.
*****A partir del año 1975, el índice de natalidad en Japón había bajado hasta menos de 2, y la tendencia a la baja sigue hasta hoy. En 2005 había llegado a 1.26, y hoy se mantiene en torno a 1.32 (2007). Son datos importantes, puesto que al margen de la ralentización económica o la dificultad doméstica, son hechos que muestran claramente que las mujeres no quieren tener hijos, mejor dicho, prefieren vivir su vida y no someterse al antiguo código del comportamiento como Ryosai-Kenbo, y rechazan una vida prefijada desde arriba. Y más, la mayoría están dispuestas a asumir la responsabilidad laboral como profecionales.
*****Sin embargo Japón tiene una especial razón que no permite, tan rápidamente como desearía, el modelo social y económico. Es un país que tiene que estar siempre pedaleando, de la misma manera que pedaleamos la bicicleta, si no, se hundirá económicamente en seguida. Está permanentemente al borde del precipicio. Es un país que no produce nada de materia prima, por lo tanto, tiene que importarla toda, e incluso hasta los productos agrícolas (60%) (ver: 44. El fracaso estrepitoso de la política agrícola de Japón.). Si no es fuerte económicamente, el país caerá mañana. Como consecuencia del pedaleo forzado, el sistema social que funciona bien económicamente tiene que mantenerse sólido y rígido para poder seguir batallando sin bajar la guardia. Así que los requisitos sociales y quejas se relegan al segundo plano.
******Pero la sociedad evoluciona. Con la población que se está reduciendo sensiblemente, ya no es la cuestión de mantener el modelo que ha venido funcionando, más bien se tiene que buscar un otro modelo social que se adapte a la nueva situación. La solución es muy sencilla y clara y no hay otra. La llave la tienen las mujeres. Son minas de oro y tienen un nivel de educación superior a los hombres (el número de mujeres en la educación superior, 16-18 años, supera al de los hombres) y además, están rechazando el antiguo modelo social que está en vigor todavía y desean participar en la vida laboral y buscan un modelo equitativo.
*******De cara a esta situación y después de la recomendación insistente de parte de las Naciones Unidas (el gobierno de Japón es frecuentemente reacio a la reforma social), la ley de igualdad de empleo entre ambos sexos fue ratificada en el Congreso, el 21 de junio 2002, y entró en vigor el primero de abril 2003. La diferencia de los sueldos entre ambos sexos ya se había reducido considerablemente (10% en los edades 20-24 años, 1990). En teoría la discriminación sexual no puede existir. El terreno está allanado y preparado hacia el igualitarismo. Pero cambiar la realidad cuesta. La participación actual de las mujeres en la vida laboral, su posición del rango dentro de las empresas, el hecho de que no haya muchas mujeres en la política, etc...son la muestra de la pura realidad de hoy ( a pesar de que ya hay muchas mujeres que están consiguiendo cargos importantes como Carrier Women).
********El problema que se ha de solucionar urgentemente para dar un paso gigante hacia la libertad y la igualdad de las mujeres sería el embarazo y el posterior cuidado de los niños que les siguen causando las mayores dificultades en su vida. Las mujeres de hoy están contestando a este problema con “no quieren hijos”.
(Según las estatísticas 1990 del Ministro de la Sanidad y del Trabajo, aproximadamente el 80% de las mujeres japonesas de entorno a 20-24 años trabajan, el 50% en torno a 30-34 años--bajón importante, 70% en torno a 45-49 años.)
*********Hace tiempo que las mujeres japoneses se habían desprendido del antiguo eslogan, pero el modelo social sigue funcionando como antes. Las mujeres japonesas están dispuestas a asumir cualquier tipo de responsabilidad laboral. Son minas de oro. El futuro de Japón depende de ellas.
**********Espero que aparezca cuanto antes una primer primer ministra en Japón. Ella sí, podrá cambiar muchísimas cosas.
Toshio Okada, Barcelona.
El 8 de marzo 2008.
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